Comunidad: Comunidad de Madrid |
Provincia: Madrid
Municipio: Madrid |
Localidad: Madrid
Dirección: Ronda de Segovia, 91
Código: M-CAS-076
Monumentos militares: Murallas y recintos amurallados para defensa de ciudades.
Cerca fiscal y de vigilancia construida en 1625 por Felipe IV, con fragmentos visibles en la ronda de Segovia y el parque de la Cornisa.
La Cerca de Felipe IV se ubicaba en la ciudad de Madrid, rodeando áreas como el actual distrito Centro, el Parque de El Retiro y el barrio de los Jerónimos, provincia de Madrid. Hoy día pueden verse sus restos a la altura del numero 91 de la Ronda de Segovia, a escasos metros de la Puerta de Toledo.
La Cerca de Felipe IV fue construida en 1625 por orden del rey Felipe IV para reemplazar las cercas anteriores de Felipe II y del Arrabal, que ya no podían contener el rápido crecimiento de la población. El proyecto fue diseñado por Juan Gómez de Mora, arquitecto mayor del rey, quien estableció un perímetro irregular adaptado al terreno. El principal objetivo de la cerca no era defensivo, sino fiscal y de vigilancia. Controlaba el ingreso de mercancías a la ciudad, asegurando el cobro de impuestos, y regulaba el acceso de personas para garantizar la seguridad de Madrid.
La financiación de la construcción se logró mediante una sisa impuesta sobre el vino, una medida impopular pero efectiva. La cerca estaba compuesta por ladrillo, argamasa y tierra, materiales que garantizaban su funcionalidad y bajo coste. En 1650, el área delimitada por la cerca abarcaba el Buen Retiro, la Montaña del Príncipe Pío y la ermita de Atocha, cubriendo aproximadamente 500 hectáreas, incluyendo zonas que posteriormente formarían el distrito Centro, el Parque de El Retiro y el barrio de los Jerónimos.
Durante más de dos siglos, la cerca limitó el crecimiento físico de Madrid, lo que contribuyó al hacinamiento y problemas de salubridad en la ciudad. Sin embargo, también sirvió como un elemento clave en la regulación de la vida urbana y comercial. Con el tiempo, algunas secciones fueron remodeladas, especialmente en el siglo XVIII, pero la cerca fue finalmente demolida en 1868, durante la Revolución Gloriosa, al considerarse un símbolo del régimen isabelino y un obstáculo para el desarrollo de la capital.
La cerca tenía un trazado de unos 13 kilómetros de longitud, con un perímetro irregular que se adaptaba a las características del terreno madrileño. Delimitaba unas 500 hectáreas e incluía cinco puertas principales o de registro—Segovia, Toledo, Atocha, Alcalá y Bilbao—y catorce portillos menores. Las puertas principales eran puntos de control fiscal donde se cobraban los impuestos a las mercancías que ingresaban a la ciudad. Estas puertas, además de su funcionalidad, presentaban diseños arquitectónicos significativos, como la Puerta de San Vicente, que fue reconstruida por Sabatini en el siglo XVIII.
Los portillos menores servían como accesos secundarios y generalmente permanecían cerrados durante la noche. Cada uno tomaba su nombre de edificios, calles o áreas cercanas, como el portillo de Santa Bárbara, el portillo de Embajadores o el portillo de Recoletos. Algunos de estos accesos fueron reemplazados o adelantados en el tiempo, adaptándose a las necesidades urbanísticas de la ciudad.
La Puerta de los Pozos de la Nieve fue construida en 1625 a la altura de las calles Fuencarral y Divino Pastor, y trasladada en 1690 a la actual glorieta de Bilbao (más al norte). Después pasó a llamarse Puerta de San Fernando, y en 1837 se le dio el nombre de Puerta de Bilbao en memoria de esta ciudad y sus defensores.
Con el nombre de Alcalá han existido dos puertas en Madrid. La primera fue construida en 1599 por la llegada de la esposa de Felipe III, Margarita de Austria, siendo derribada en 1764 para construir una mayor que conmemorase la llegada a Madrid del nuevo rey, Carlos III, y que comenzó a construirse en 1778.
En la Glorieta de Carlos V se encontraba la Puerta de Vallecas, que fue sustituida en 1748 por otra con el nombre de Puerta de Atocha. Esta última fue derribada en 1850 al construir la estación de Atocha y sustituida por otra nueva en 1852, que desapareció en 1868 con el derribo de la vieja cerca de Felipe IV.
La Puerta de Segovia, también llamada Puerta de la Puente, fue construida a mediados del siglo XVII en las inmediaciones del puente de Segovia, y demolida en 1849 para construir al año siguiente otra nueva puerta, que sería derribada en 1868 con el derribo de la vieja cerca de Felipe IV.
En 1708 se construyó una nueva puerta en el lugar que ocupaba la llamada Puerta de la Vega, pero en 1830 fue demolida también y sustituida por un portillo de madera, que fue derribado a su vez en 1850 al transformar la empinada cuesta en las rampas que hoy podemos ver. Según la tradición, la Virgen de la Almudena permaneció oculta en un cubo de esta puerta desde la ocupación árabe de Madrid (712) hasta su conquista por Alfonso VI (1085).
Por el Portillo de San Vicente se accedía a los caminos de El Pardo, La Granja y El Escorial. Fue construido en 1726 y derribado en 1770 por orden de Carlos III para rellenar el barranco que formaba la cuesta y así disminuir su pendiente. En 1775 se construyó una nueva puerta igual a la actual, pero fue demolida en 1890. En 1995 se decidió construir una réplica basándose en las molduras de las cornisas superiores y los planos que todavía se conservaban, así como en una foto de 1890. La actual puerta se encuentra al revés respecto a la original, pues la cara que ahora da al Palacio Real lo hacía antes al paseo de la Florida y viceversa con la otra cara.
El Portillo de San Bernardino, llamado inicialmente de San Joaquín, se encontraba frente a la calle del Rey Fernando y fue demolido en 1868 con el derribo de la vieja cerca de Felipe IV.
El Portillo del Conde Duque, llamado también Portillo de los Guardias, se encontraba en la intersección de las calles de Amaniel y Conde-Duque y fue demolido en 1868 con el derribo de la vieja cerca de Felipe IV.
El Portillo de Fuencarral, aunque su verdadero nombre era Portillo de Santo Domingo, se encontraba en la calle de San Bernardo y fue demolido en 1867.
El Portillo de las Maravillas estaba situado en la intersección de las calles de Ruiz y Divino Pastor.
El Portillo de Santa Bárbara se encontraba en en la plaza del mismo nombre, al final de la calle Hortaleza.
El Portillo de Recoletos se encontraba inicialmente frente a la Biblioteca Nacional, pero en 1756 fue sustituido por una nueva puerta que llegó a ser considerada como la mejor de todas las existentes hasta que se construyó la de Alcalá. En 1863 fue desmantelada para trasladarla a otro emplazamiento, pero estuvo tanto tiempo abandonada y deteriorándose que los daños sufridos hizo que no se reconstruyera, siendo sus restos usados en construcciones.
El Portillo de la Campanilla estaba en la avenida de la Ciudad de Barcelona frente al convento de Atocha.
El Portillo de Valencia, también llamado Puerta de Lavapiés, estaba ubicado al inicio de la calle Lavapiés, en la actual calle Valencia, frente a la calle Doctor Fourquet. En 1778 se construyó un nuevo portillo con el nombre de Portillo de Valencia por estar en el inicio del camino de Levante. Se derriba en 1868 junto con la vieja cerca.
El Portillo de Embajadores original era del siglo XVII, pero en 1782 se adelantó su posición hasta la hoy Glorieta de Embajadores, al construir la Ronda de Toledo. Fue demolido en 1868.
El Portillo del Campanillo del Mundo Nuevo fue construyó en 1856 para reconducir el ganado desde que entraba en la villa hasta el Matadero de la Plaza del General Vara de Rey.
Al construir la cerca de Felipe V, la Puerta de Toledo adelantó su posición hasta la altura de la calle Capitán Salazar Martínez. En 1813 fue derribada, iniciándose la construcción de la actual Puerta de Toledo para celebrar la llegada al trono de José I. Sin embargo, cuando se termina su construcción en 1827 es para celebrar su derrota y la restauración de Fernando VII. Aquí comenzaban los caminos de Toledo y Andalucía.
El Portillo de Gilimón se encontraba situado al final de la calle San Bernabé.
El Portillo de las Vistillas se llamaba así por las vistas que desde allí se tenían.
En la actualidad, sobreviven algunos restos de la cerca, aunque en estado fragmentario. Los más destacados se encuentran en la ronda de Segovia, donde un tramo de apenas cinco metros está acompañado por una placa conmemorativa, y en el parque de la Cornisa, junto a las escaleras de acceso. Estos restos presentan signos de deterioro y han perdido parte de su autenticidad debido a intervenciones modernas.
Los restos conservados son gestionados por el Ayuntamiento de Madrid, aunque algunos están en manos de instituciones privadas, como el arzobispado.
Los fragmentos son accesibles al público y se encuentran en puntos clave como la ronda de Segovia y el parque de la Cornisa. Sin embargo, su señalización y conservación son limitadas.
Bien protegido por la declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 sobre la protección de los castillos españoles (BOE núm. 125, de 5 de mayo de 1949) y por la Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español (BOE núm. 155, de 29 de junio de 1985).
MonumentalNet agradece la colaboración de Luis Puey Vílchez, Santiago López-Pastor Rodríguez