Comunidad: Andalucía |
Provincia: Córdoba
Municipio: Iznájar |
Localidad: Iznájar
Código: CO-CAS-007
Monumentos arqueológicos: Zonas y áreas con restos antiguos, como herramientas, cerámicas, construcciones, fósiles.
Monumentos militares: Castillos y fortalezas medievales con funciones militares y residenciales.
Fortaleza con antecedentes íberos, romanos y visigodos, que alcanzó su mayor importancia en época andalusí y fue conquistada en 1434.
El Castillo de Iznájar se alza a 533 metros de altura sobre el gran cerro de piedra caliza en el que se asienta la villa del mismo nombre, en la provincia de Córdoba.
El origen del castillo de Iznájar es incierto. Un manuscrito del siglo XVIII lo atribuye a los árabes en el 726, mientras que otras teorías sugieren que se construyó en 742, cuando un grupo árabe del Jordán se estableció en la cora de Rayya. Sin embargo, la presencia de exvotos ibéricos y puntas de flecha en su recinto sugiere un origen prerromano, reforzado por los sillares almohadillados y la ausencia de ladrillos en su cimentación, técnica habitual en construcciones visigodas y romanas.
Las crónicas árabes lo mencionan como Hisn Ashar. En 886, el emir al-Mundir lo sometió tras un duro asedio contra los muladíes de Umar Ben Hafsún, aunque pronto volvió a caer en manos rebeldes. En 912, los habitantes ejecutaron a su gobernador por unirse a los muladíes y enviaron su cabeza a Córdoba en señal de lealtad al emirato. Abd al-Rahman III lo reconstruyó tras sofocar la rebelión y reforzó sus murallas.
En 1010, Habus ben Maksan, de la dinastía Zirí, estableció un reino taifa con sede en Iznájar. Permaneció en el castillo hasta 1025, cuando se trasladó a Granada. En el siglo XI, Abd Allah, último rey zirí, fortificó el castillo ante la amenaza almorávide y cristiana, construyendo una barbacana y reforzando la medina.
Durante la época nazarí, Al-Idrisi destacó su importancia como centro fortificado con una próspera alcaicería. En 1240, Fernando III intentó su conquista, pero tras el Pacto de Jaén (1246), permaneció en la frontera nazarí. Pedro I el Cruel lo tomó en 1362 con la ayuda de Muhammad V de Granada, pero el monarca nazarí lo recuperó en 1366. Finalmente, en 1434, Pedro Fernández de Córdoba conquistó la fortaleza para Castilla. Desde entonces, fue reconstruida y encomendada al alcaide de Cabra.
El castillo tiene una planta triangular con su lado mayor orientado al sur y rodeado de murallas con torres flanqueantes en los ángulos sureste y suroeste. Su perímetro está reforzado con una barbacana y un foso.
El acceso primitivo se realizaba por un recodo en el sector nordeste, aunque la actual entrada se encuentra en el este y da al patio de armas. La puerta, con arco rebajado, sigue un sistema en zig-zag para dificultar el uso de arietes, característico de las fortificaciones nazaríes.
El núcleo primitivo está formado por una torre y una estancia rectangular de cantería, con gruesos muros y sillares a soga. Las estancias subterráneas presentan bóvedas similares a las visigodas y un arco de entrada con dovelas unidas sin clave, técnica propia del siglo VIII. Su construcción presenta sillares de piedra calcarenita, una roca sedimentaria con fósiles petrificados. Los muros están trabados con mortero de cal y arena, con un enlucido del que solo se conservan algunos restos.
La torre del homenaje es la más imponente, de planta cuadrada y tres cuerpos de altura. Su acceso se realiza por una puerta adintelada desde el adarve. En su interior alberga una sala rectangular con bóveda esquifada, desde la cual parte la escalera que conduce a la parte superior. Está construida con tapial reforzado con piedra labrada en los ángulos.
El castillo contaba con un foso seco, probablemente con un puente levadizo en la entrada. El adarve recorría la muralla y comunicaba con las torres. Destaca el aljibe cruciforme, con un gran pilar central y cuatro arcos apuntados góticos, que pudo haber reemplazado a una cisterna islámica. Su cubierta está pavimentada con guijarros formando un dibujo radial con sumideros circulares de piedra.
En el patio de armas, bajo el subsuelo, existe un gran espacio abovedado con sillares que pudo ser un silo. El pavimento está formado por cantos rodados claros alternados con franjas de cantos oscuros. Junto al aljibe se encuentra una torre albarrana utilizada como defensa avanzada.
El castillo sufrió importantes modificaciones en el siglo XVIII para servir como residencia del administrador del Duque de Sessa. Se añadieron elementos decorativos que contrastan con la arquitectura militar original.
Tras su compra, el Ayuntamiento realizó tareas de limpieza y restauración, permitiendo su apertura al público durante un tiempo. Sin embargo, actualmente se encuentra en estado de ruina, lo que impide su visita.
Durante las tareas de desbroce se encontraron restos cerámicos, puntas de flecha y balas de cañón. También se hallaron restos arqueológicos en las labores de desescombro. La conservación del castillo es deficiente, por lo que se ha aprobado un plan de actuación para su restauración.
El castillo pertenece al municipio de Iznájar desde 1991, cuando el Ayuntamiento lo adquirió por 6.000.000 de pesetas a los herederos de los condes de la Revilla.
Inscrito como Bien de Interés Cultural (BIC) bajo la tipología de Monumento, publicado en el BOJA el 23 de diciembre de 2013, número 249, página 112.
Bien protegido por la declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 sobre la protección de los castillos españoles (BOE núm. 125, de 5 de mayo de 1949) y por la Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español (BOE núm. 155, de 29 de junio de 1985).
MonumentalNet agradece la colaboración de José María Calero Bermejo, Luis Puey Vílchez, Ramón Sobrino Torrens, Ángel García Cuevas