La fortaleza de La Suda se encuentra en lo más alto de la ciudad de Lérida.
El castillo de La Suda tiene sus orígenes en un primitivo recinto fortificado que los árabes construyeron con materiales romanos, en un intento de reforzar el califato de Córdoba en el siglo IX. Con Ramón Berenguer IV el monte de la Suda se tranformó en castillo, palacio y catedral. Hasta Pedro IV el Ceremonioso la Suda ostentó una gran influencia que decaería en épocas posteriores. Sus funciones han sido muy variadas, desde edificio defensivo hasta cárcel en época de Felipe IV. A lo largo del tiempo sufrió numerosos destrozos ocasionados por las distintas guerras.
Uno de los elementos defensivos con los que contaba la fortaleza de La Suda era su posición geográfica. En época moderna se llegaron a construir cuatro baluartes, a los que se llegaba cruzando un pequeño puente levadizo. Destacan también las distintas torres defensivas distribuidas a lo largo de los gruesos muros de la fortaleza.
En la fortaleza se pueden ver una proliferación de elementos de claro estilo gótico repartidos en una nave de 31 metros de longitud, y cubierta por bóvedas también góticas. Entre estos detalles destacan sus puertas, ventanas e incluso una cisterna de enormes dimensiones.
Del exterior, y debido a los destrozos ocasionados en las distintas guerras, sobre todo las más recientes, quedan tan sólo 39 metros de los 80 que llegaron a tener sus muros en otros tiempos. Jalonando estos lienzos hay tres torres de distintas formas: una de planta trapezoidal y otras dos de planta cuadrada.
De la primitiva edificación musulmana quedan unos 426 metros cuadrados, aunque no se distinguen bien del resto de la edificación. Se tiene constancia de su forma, que era cuadrangular, y que disponía de un patio situado en el centro. Los muros exteriores se cree que fueron de la Alta Edad Media.
A lo largo del tiempo, los distintos ocupantes de la fortaleza han dejado sus huellas. Jaime I mandó realizar varias dependencias con cubiertas góticas. Pedro IV el Ceremonioso levantó una capilla real, y en 1641, el francés Saint Pol comenzó la construcción de la fortaleza moderna. El aspecto actual se debe a la reforma de 1707, cuando después de la conquista de la ciudad por parte de Felipe V, se ordeno rehacer la fortaleza segun las ideas de Vauban, destruyendo la parte alta de ciudad (Universidad, Palacio Episcopal y otros edificios nobles) para hacer el llano que hay justo después de la entrada.
Debido a los destrozos provocados por las guerras, sólo se conserva parte de la fortaleza. Con la Guerra de la Independencia se destruyeron algunas estancias como las alas norte y este y la capilla real. Explosiones posteriores provocadas ya en la Guerra Civil han desmantelado otras de las alas restantes.
Es visitable.
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Fecha de última modificación: 30/04/2022
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