Extenso núcleo histórico con influencias romanas, islámicas y modernas, definido por la relación con el Guadalquivir y la transformación urbana de siglos.
El Centro Histórico de Sevilla se encuentra en la ciudad del mismo nombre, provincia de Sevilla, estructurado por la influencia del río Guadalquivir y los escarpes del Aljarafe, con un entorno marcado por una rica interacción entre su trama urbana y elementos naturales.
La ciudad de Sevilla se ha configurado en torno a elementos hidrográficos y topográficos fundamentales, como el río Guadalquivir, que ha moldeado su desarrollo urbano desde sus inicios, y la elevación de Triana, que se estableció como un arrabal medieval. El escarpe del Aljarafe y las elevaciones de Nervión en el este han influido en el crecimiento de la ciudad, con arroyos como el Tagarete y el Tamarguillo marcando el trazado hacia el sur y el este.
Desde la conquista cristiana, Sevilla ha experimentado procesos de transformación basados en la reorganización de grandes manzanas romanas. Las reformas urbanísticas, como las del siglo XIX y la Exposición Iberoamericana del siglo XX, dieron lugar a un denso entramado de intervenciones que, aunque no alteraron drásticamente la morfología, incrementaron la altura de los edificios y modificaron la relación entre las estructuras medievales y la arquitectura regionalista.
La estructura del Centro Histórico de Sevilla es heterogénea, con una organización urbana que refleja el legado de diferentes épocas. Las manzanas están configuradas en torno a procesos como los adarves, que permitieron la repartición interior de las manzanas, y las fusiones de parcelas que generaron tipologías residenciales variadas. El caserío popular, con viviendas de dos plantas y patios interiores, convive con edificios singulares de gran escala, tanto civiles como religiosos, que definen el paisaje urbano.
El área incluye 27 sectores urbanos diferenciados, como San Gil-Alameda, Reales Alcázares, Triana, y el Arenal, cada uno con características particulares. La competencia entre los usos comerciales y residenciales, especialmente en el Casco Sur, ha transformado el tejido urbano, mientras que el Casco Norte mantiene un carácter más residencial con menores niveles de renta.
El Centro Histórico de Sevilla ha sufrido una serie de transformaciones a lo largo de su historia, especialmente en términos de alineaciones y alturas de edificios, que han afectado la escala y la función urbana. Aunque las intervenciones modernas han alterado algunas áreas, el recinto conserva una rica mezcla de influencias arquitectónicas y un papel central en la actividad económica y cultural de la ciudad. La segregación de la población por niveles de renta y la desaparición de la industria tradicional han redefinido la estructura social y funcional del casco histórico.
Inscrito como Bien de Interés Cultural (BIC) bajo la tipología de Conjunto histórico, publicado en el BOE el 06/11/1990.
El Patrimonio Histórico Español está protegido por la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español (B.O.E. núm. 155, de 29 de junio de 1985).
Fecha de última modificación: 02/09/2014
La información de este sitio web ha sido recopilada de diversas fuentes. Es posible que no esté actualizada, sea incompleta o contenga errores. El usuario es el único responsable del uso que realice de ella. Si encuentra algún error, tiene información adicional, es autor de fotografías, artículos, etc. sobre este tema, puede colaborar contactando por correo electrónico.